Por Eliette Angel V.
“Algo que encuentro importante como investigadora es sorprenderte ante la realidad. Uno en general empieza a acostumbrarse, a ser rutinario, a normalizar violencias o injusticias. No sé si es bueno o malo, pero nunca perdí esa capacidad de asombro por las cosas que ocurren y que ocurrieron. Y lo que más me ha asombrado este tiempo ha sido la falta de memoria”, comenta Paula Tesche, profesora asistente de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la sede de Concepción de la UNAB, quien ha dedicado los últimos años de su carrera a la investigación de memoria, política, justicia y derechos humanos.
Acto seguido, la doctora Tesche recuerda el caso de Sebastián Acevedo ocurrido durante la dictadura militar chilena (1973-1990), uno de sus principales periodos de estudio. Acevedo, trabajador de 50 años de Coronel, decide inmolarse ante la catedral de Concepción el 11 de noviembre de 1983, dos días después que sus hijos María Candelaria y Galo fueran detenidos por civiles armados que no se identificaron. Tras buscarlos sin éxito, decide prenderse fuego, como una manera de presionar su liberación.
María Candelaria es liberada por unas horas, alcanzando a despedirse de su padre en el hospital, quien le habría dicho: “Hija, perdona lo que hice, lo hago por todos los padres que tienen hijos detenidos en el mundo”. Durante la dictadura militar chilena, 28.459 personas fueron torturadas y 3.227, asesinadas (incluyendo a 1210 detenidos desaparecidos). A esto hay que sumarle que la gran mayoría de los países latinoamericanos vivieron dictaduras durante la segunda mitad del siglo XX.
“Sebastián Acevedo lo hizo por todos, ¿cómo no se recuerda?, ¿cómo pueden olvidarse las injusticias vistas por todo el mundo? Es como si nunca hubieran ocurrido”, se cuestiona la doctora Tesche, docente de las carreras de psicología y trabajo social. De hecho, una de sus publicaciones de 2020 analiza lo político en el acto de este padre y sus distintos significados (polisemía). “Acevedo enfrenta la dictadura desde su propio cuerpo para reivindicar que la legitimación en el ejercicio del poder del Estado Moderno se da sólo en contextos de sujetos libres”, dice el texto.
La importancia de la memoria
“Mantener la sorpresa frente al mundo fue lo que me llevó a estudiar memoria, política, justicia y derechos humanos. Yo hago investigación bien comprometida. No puedes ser un observador de la realidad, para investigar estas cosas tienes que participar. No da lo mismo”, comenta la doctora Tesche, quien el pasado 30 de junio recibió un reconocimiento de la UNAB por ser la académica que más aportó a nivel nacional al cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 16 de las Naciones Unidas: paz, justicia e instituciones fuertes.
Y agrega: “Defino mi postura como una investigadora militante, no participo en ningún partido político, pero sí en organizaciones que promuevan la memoria y los derechos humanos, como Memorias Colectivas del Biobío y la Corporación Mutualista Bautista van Schouwen. Soy una investigadora comprometida, me interesa estar con la gente, no solamente terminar con la impunidad en los textos, sino que también en la realidad”.
En el frontis de la Catedral de Concepción donde Acevedo se inmoló fueron instaladas una placa y una cruz para recordarlo. Esto es lo que se denomina un sitio de memoria. La doctora Tesche también se ha dedicado a estudiar estos lugares, que son diversos. En su Fondecyt “Memorias Colectivas de Lugares y/o sitios de memoria en Concepción”, se centró especialmente en éste y en otros tres más, su objetivo fue explorar y describir las emociones asociadas a espacios vinculados con la represión y la violación a los derechos humanos ocurridos durante la dictadura.
El proyecto también incluyó el memorial “Ronda de la Unidad” en la Universidad de Concepción, que recuerda a los 54 alumnos, profesores y funcionarios de esa casa de estudios asesinados en dictadura; y el sitio de detención y tortura Estadio Ester Roa (en el Biobío hubo 159 de estos centros) que es recordado por dos placas. Finalmente, el ex Cuartel Bahamondes (ubicado en la esquina de esta calle con Pedro de Valdivia), que fue el único recinto de la “Central Nacional de Informaciones” (CNI) reconocido oficialmente por las autoridades militares de la época, y que fue demolido para dar paso a un edificio residencial.
Una de las iniciativas de este proyecto de la doctora Tesche, incluyó encuestar al azar a 100 personas en las proximidades del ex Cuartel Bahamondes (que funcionó entre 1980 y 1984 ): un 51% no tenía ninguna información sobre el lugar; un 18% si bien lo conoció o sabe dónde se ubicaba, no tiene un relato que se ajuste a lo que allí sucedió y distorsiona la información, y sólo un 31 % tiene conocimiento sobre la existencia del lugar y sabe con qué hecho se relaciona.
De la mano de la poesía
“La mayoría de los trabajos que he hecho ahora se centran en la idea de la justicia, cómo se han ido transgrediendo los derechos humanos y a la verdad, y el derecho a hacer memoria, que muchas veces está criminalizado”, detalla la investigadora.
El año 2020 comenzó con una triste noticia en Concepción: el memorial de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos, ubicado en el Parque Bicentenario, fue atacado con rayados e incluso habría sido ocupado para defecar.
“No es simplemente dañar un lugar de memoria, destinado al recuerdo, a la transmisión de información, de conocimiento. Es la violencia, es un acto de humillación. Imagínate que hay gente con sus padres desaparecidos, no tienen otro lugar a dónde ir. Por eso creo que es importante visibilizar estas injusticias desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, porque son transversales”, opina.
El camino académico de la doctora Tesche ha sido inusual. Tras estudiar psicología y un máster en psicoanálisis, se dedicó a trabajar en el sistema público de salud de Santiago, especialmente en servicios de psiquiatría de alta complejidad. Hasta que sufrió “una crisis vocacional”. Casada con psiquiatra que debía retribuir su beca, se traslada a Osorno. Entonces decide estudiar un magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea en la Universidad Austral, en Valdivia (2010), que luego le seguirá un doctorado en Ciencias Humanas, mención Discurso y Cultura.
Quizás más cercano a su profesión de origen, comienza investigando el tema de la locura en la poesía chilena contemporánea: Gabriela Mistral, Nicanor Parra, Rodrigo Lira y Raúl Zurita. Y es a través de la poesía de este último autor, especialmente, que llega al tema de la memoria. Zurita, militante comunista, fue detenido el mismo día del Golpe Militar. En “Canto a su amor desaparecido” (1985), el poeta construye un cementerio simbólico para los detenidos desaparecidos de Chile y de Latinoamérica, un espacio para que la sociedad pueda vivir su luto.
“Como no hay justicia, el arte te ofrece esta posibilidad de reparar simbólicamente lo que no se repara en la realidad. Eso es algo que a mí me preocupa todavía y me motivó a contribuir desde la investigación. Siempre he tenido una manera política de ver el trabajo, éste tiene que apelar a valores que van más allá de uno mismo. Ese ha sido mi interés: vincular mi trabajo con lo social y con el tema de la falta de justicia”, comenta la docente, quien se suma a la UNAB en 2015.
Investigaciones abiertas
Ya establecida en Concepción, la doctora Tesche decide concentrarse en la investigación de memoria, política, justicia y derechos humanos. Por ejemplo, analizó el poema “Somos cinco mil”, que Víctor Jara escribió mientras estaba apresado en el estadio que hoy lleva su nombre (en la comuna de Santiago), antes de ser asesinado por 44 impactos de balas el 16 de septiembre de 1973. “Somos cinco mil aquí. En esta pequeña parte de la ciudad”, reza el inicio del poema.
“Trabajo desde la semiótica, en general veo la construcción de significados, de mundo, de símbolo. Todo lo que tiene que ver con la enunciación, con los discursos sociales que aparecen en los textos. Más allá del personaje, lo que me interesa es el texto”, detalla la investigadora, quien nació tres meses antes de la muerte del cantautor.
En el caso del poema del folclorista, se dedicó a ver qué tipo de sujeto se construía a propósito de la justicia. “Fue súper interesante porque Víctor Jara tiene muchas cosas, pero lo que más me llamó la atención fue la construcción de un sujeto colectivo, él se ve a sí mismo como otros. Esa es una propuesta rupturista ahora porque él no piensa en el individuo: todos somos los que padecemos, en ese caso, la injusticia”, añade.
Para llevar a cabo sus investigaciones, ha abarcado diversos campos del conocimiento: psicología, literatura, filosofía, historia e incluso teatro. “No trabajo desde la investigación disciplinaria o la subespecialidad. Creo que, en estos tiempos, los problemas son muy complejos y requieren de un enfoque inter o transdisciplinario. Tampoco creo que la formación de pregrado sea lo que determina lo que se va a investigar a futuro. Lo importante son las preguntas y escuchar las necesidades que surgen de las personas”, comenta.
La doctora Tesche también destaca la importancia de la colaboración y del apoyo entre los académicos. En ese sentido, la docente releva el trabajo que ha realizado junto al grupo de investigación Memorias Colectivas del Biobío, que congrega a profesionales de diversas disciplinas de las universidades Andrés Bello y de Concepción. “En la academia, los investigadores tienden a ser celosos con sus temáticas, son muy competitivos y no reconocen el trabajo de los demás. En ese sentido, pienso que no hay que olvidar los valores y fines que orientan la investigación. Esto es justamente lo que tratamos de potenciar con Memorias Colectivas”, concluye.